En la leyenda del rey Arturo, la Mesa Redonda o Tabla Redonda era una mesa mística de Camelot alrededor de la cual el rey y sus caballeros se sentaban para discutir asuntos cruciales para la seguridad del reino. En algunas versiones, el mago Merlín también tenía un asiento.
No hay ningún lugar privilegiado en una mesa redonda, por lo que ninguna persona sobresale del resto. Así, los caballeros que se reunían a su alrededor eran todos iguales y no había ningún «líder» como los de tantas otras mesas medievales. Hay indicios de otras disposiciones de asientos en círculo para evitar conflictos entre los antiguos grupos celtas. Sin embargo, podía inferirse la importancia de cada sitio en función del número de asientos que lo separaba del rey. Quizá en cada reunión el rey Arturo dejaba que sus caballeros se sentaran aleatoriamente sin saber dónde se sentaría él cada vez. El Asiento Peligroso estaba reservado a caballeros de corazón puro.
Hay muchas estimaciones diferentes del número total de caballeros de la Mesa Redonda. Si hubieran sido 25 caballeros, entonces el diámetro de la mesa tendría que haber sido de unos 8 m, que es una separación bastante grande para poder mantener una conversación educada. Si hubieran sido 100 caballeros, el diámetro habría subido a unos 30 m. Algunos estudiosos de este antiguo tema dicen que la mesa estaba construida en segmentos y tenía un centro hueco. De esta forma se habría ahorrado mucho material en su fabricación y se habría facilitado el servir comida a los caballeros. Dado que no se conserva ningún retrato de la Mesa Redonda de la época en la que se dice que Arturo reinó, todo el asunto es pura especulación.
El concepto de mesa redonda tiene sin dudas un significado altamente mágico y mitológico, aunque en la actualidad puede ser utilizado con otros fines y en relación a diferentes tipos de comunicación oral.
En el aspecto mitológico, la mesa redonda se vincula eternamente con la hermosa leyenda del Rey Arturo en la cual el mismo rey se sentaba a la mesa de forma redonda acompañado por sus caballeros, aquellos que lo seguían a todas sus aventuras y que tenían como principal tarea protegerlo y acompañarlo en todas las circunstancias que fueran necesarias. Una de las características principales de esta mitológica mesa redonda, a diferencia de lo que sucedía con muchos de los reyes y gobernantes medievales, es que no tenía cabeza por lo cual todos aquellos que tenían el privilegio de sentarse en ella eran considerados iguales entre sí. De este modo, el rey Arturo se equiparaba a sus caballeros y se colocaba a su mismo nivel, dándoles la importancia y relevancia que ellos merecían por estar siempre a su lado.
Se puede decir fácilmente que la noción de mesa redonda es de tipo medieval, apareciendo mencionada en relatos y leyendas alrededor del siglo XII o quizás antes. Sin embargo, la mesa redonda es un componente importante de determinadas situaciones sociales en las cuales el acceso a un mejor tipo de comunicación es esencial. En este sentido, la mesa redonda es utilizada en numerosos espacios en los que las personas reunidas buscan estar equiparadas espacialmente para poder comunicarse e intercambiar ideas de mejor manera. Es por esto que es altamente común en espacios laborales en los que las reuniones entre socios, compañeros o colegas son frecuentes. También, la forma de círculo que simule una mesa redonda, puede ser común en espacios educativos en los que los profesores o docentes buscan establecer otro tipo de vínculo comunicativo con los alumnos y así poder enfrentar a todos entre sí para obtener mejores resultados.
Su objetivo es:
Suministrar nuevos conocimientos sobre un tema interesante.
Normas para su preparación:
Las personas eligen el tema para discutir; este debe ser adecuado a sus capacidades, con el objeto de que la discusión sea posible; con fuentes de información suficientes, a fin de que haya argumentos en pro y en contra; interesante, para que la actividad sea dinámica, y de actualidad para que llame la atención de los integrantes.
Se debe nombrar un moderador, o sea un encargado de dirigir la discusión; este, a su vez, designa un relator, cuyo oficio es resumir lo que cada expositor plantea.
Entre todos fijan el tiempo que debe emplearse en la discusión. La agenda o lista de las ideas de desarrollo, de acuerdo con el siguiente modelo
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